Recientemente ha entrado en vigor en España la Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, aprobada de forma definitiva por el Congreso el 28 de marzo. Esta nueva normativa marca un antes y un después en la lucha contra el despilfarro de alimentos, un problema de grandes dimensiones que afecta tanto al medio ambiente como a la economía y la cohesión social.
La ley establece, por primera vez, un marco legal común para todo el territorio español que obliga a todos los actores de la cadena alimentaria a adoptar medidas concretas para reducir las pérdidas y el desperdicio de alimentos. Uno de sus pilares es la jerarquía de prioridades en la gestión de excedentes:
Además, las empresas del sector alimentario deberán contar con un Plan de Prevención del Desperdicio Alimentario, que será obligatorio en el plazo de un año. Este plan servirá para detectar puntos críticos y aplicar estrategias de mejora, y será válido en todo el territorio nacional, sin diferencias entre comunidades autónomas.
Según datos del Ministerio de Agricultura, en España se desperdiciaron en 2023 más de 1.200 millones de kilos de alimentos, una cifra que evidencia la urgencia de este problema. A escala global, se estima que un tercio de los alimentos producidos nunca se consume, mientras millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria.
La nueva ley también obliga a las empresas a reportar a la administración la cantidad de residuos alimentarios generados, lo que permitirá contar con estadísticas oficiales y trazar políticas públicas más eficaces. Además, se fomentan los convenios con entidades sociales para garantizar que los excedentes aptos para el consumo lleguen a quienes más lo necesitan.
Medidas como la venta de productos “feos” o con fecha próxima de consumo preferente han quedado como recomendaciones voluntarias, pero pueden ser una vía eficaz para reducir el volumen de residuos.
En este contexto legislativo y ambiental, desde Grupo Silvoturismo, que en 2025 celebramos nuestro 25 aniversario, reforzamos nuestro compromiso con la sostenibilidad, la educación ambiental y el respeto por los recursos naturales. A lo largo de nuestra trayectoria, hemos trabajado en proyectos que promueven un vínculo más consciente con el entorno, alineándonos con los valores que hoy defiende esta nueva ley.
Desde la sensibilización hasta la acción, cada gesto cuenta. Y ahora, más que nunca, reducir el desperdicio alimentario es una responsabilidad compartida que debe abordarse desde todos los frentes: desde la legislación hasta el comportamiento cotidiano.