Hacer frente a las consecuencias del cambio climático es uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta la humanidad en la actualidad. Debido a esto, numerosas organizaciones e instituciones a nivel mundial estudian el impacto del calentamiento global y desarrollan estrategias para combatirlo. Entre todas ellas, encontramos a la NASA, la agencia espacial que, además de estudiar otros planetas, también lleva a cabo diversas misiones científicas en la Tierra. A través de satélites y diversas herramientas, la agencia espacial estadounidense investiga el clima y proporciona datos esenciales para la toma de decisiones y la sensibilización de la población.
Uno de los últimos proyectos de la NASA para la investigación del cambio climático es el lanzamiento del satélite PACE (siglas en inglés de Phytoplankton, Aerosol, Cloud, and Ocean Ecosystem), llevado a cabo en febrero de 2024. Este satélite está diseñado para estudiar cómo el fitoplancton y los aerosoles en la atmósfera afectan la salud del océano y el clima global.
A diferencia de satélites anteriores, que solo podían detectar unas pocas longitudes de onda, PACE está equipado con instrumentación avanzada que permite monitorear el océano, el suelo y la atmósfera de nuestro planeta a través de un espectro de luz ultravioleta, visible y del infrarrojo cercano. Gracias a este amplio rango espectral, los científicos pueden identificar comunidades de fitoplancton y determinar su estado. El fitoplancton es uno de los mayores absorbentes de CO₂ del planeta y juega un papel fundamental en el ciclo del carbono. Se estima que absorbe entre el 30 y el 50 % del dióxido de carbono producido por el ser humano, por lo que conocer su localización y estado es fundamental para la regulación del clima.
Además, con estas longitudes de onda, es posible medir la luz polarizada reflejada en las nubes y en las partículas suspendidas en la atmósfera, más conocidas como aerosoles.
Nuevos descubrimientos
Desde su lanzamiento, PACE ha realizado descubrimientos significativos. Por ejemplo, ha mejorado la capacidad de clasificar diferentes tipos de fitoplancton desde el espacio, lo cual es crucial para entender su papel en la producción de oxígeno y en el ciclo del carbono. Además, los datos obtenidos están ayudando a los científicos a estudiar cómo los aerosoles afectan la formación de nubes, la calidad del aire y, por lo tanto, el clima global.
Las observaciones de PACE también se complementan con trabajo de campo, en el que los científicos recogen datos en el océano y la atmósfera para validar las mediciones satelitales. Esto asegura que los datos sean precisos y útiles para la investigación futura, ayudando a desarrollar mejores modelos climáticos.
Nuestro legado climático
Además de su trabajo de campo, la NASA también realiza diversos esfuerzos de divulgación y concienciación sobre el cambio climático. Una muestra de ello es su herramienta “Our Climate Legacies”, que permite a los usuarios explorar cómo afecta el calentamiento global a diferentes generaciones. Esta herramienta interactiva ofrece una visualización de los cambios climáticos históricos y proyectados para un futuro cercano, permitiendo observar cómo las condiciones del planeta han cambiado desde el nacimiento de nuestros parientes hasta como afectara a nuestra descendencia en el futuro.
La herramienta de legado climático utiliza datos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y, a través de una línea de tiempo visual, muestra las variaciones de temperatura y eventos climáticos extremos, ayudando a comprender de manera sencilla cómo el cambio climático ha afectado y afectará a las distintas generaciones. Al personalizar la experiencia según el año de nacimiento del usuario y de sus parientes, la herramienta promueve una comprensión global de la situación, pero también la dota de un componente personal, ayudando a asimilar mejor la situación actual y creando conciencia sobre la importancia de la acción climática en el presente.