Que el asfalto y el hormigón se calientan no es ningún secreto. La gran cantidad de superficies pavimentadas con las que cuentan las ciudades retienen el calor, lo que ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de aumentar los espacios verdes urbanos para combatir el fenómeno conocido como isla de calor.
Cambiar pavimento por zonas verdes no solo puede suponer un respiro en cuanto a temperatura, sino que también mejora la biodiversidad urbana, reduce el riesgo de inundación y aporta beneficios psicológicos y físicos a los habitantes de las ciudades. Y amparándose en todo esto, ha surgido un movimiento global: la despavimentación.
Londres, Chicago, París, Milán, Hamilton, Ámsterdam o Melbourne son solo algunas de las ciudades que se han sumado a este movimiento para ganarle la batalla al pavimento exacerbado. El personal voluntario se encarga de retirar superficies de asfalto y hormigón para ser sustituidas por áreas verdes y permeables. Este cambio permite que el agua de lluvia sea absorbida por la tierra, reduciendo inundaciones y mejorando la calidad del aire. Además, las plantas y árboles en estas nuevas zonas verdes proporcionan sombra, refrescan el ambiente y reducen significativamente el efecto isla de calor.
La despavimentación también fomenta la biodiversidad urbana al introducir hábitats naturales donde pueden prosperar diversas especies de plantas, atrayendo polinizadores como abejas y mariposas. Además, la incorporación de árboles y jardines aumenta la diversidad de aves y pequeños mamíferos en el entorno urbano, fortaleciendo los ecosistemas y contribuyendo a un medioambiente más saludable y equilibrado.
Además de los beneficios medioambientales, la despavimentación ayuda a mejorar la salud de la ciudadanía, tanto a un nivel físico, debido a la mejora de la calidad del aire, como a nivel mental, ya que proporciona más espacios verdes que ofrecen un entorno tranquilo y natural en medio del bullicio urbano.
Una de las características más reseñables del movimiento de despavimentación es el sentimiento de comunidad que genera. El principal referente de este fenómeno es Depave, en Portland, una organización que cada cierto tiempo reúne a cientos de voluntarios para retirar asfalto y plantar vegetación, fomentando el sentido de comunidad y cooperación. Al trabajar juntos en estos proyectos, los residentes desarrollan un mayor sentido de pertenencia y responsabilidad hacia su entorno, fortaleciendo las conexiones sociales y promoviendo un activismo ambiental a nivel local.
Para poner de manifiesto los beneficios de estas acciones, Depave ha puesto en marcha un programa en colaboración con la NASA en el que, a través de imágenes vía satélite, han podido confirmar la bajada de temperatura en las zonas despavimentadas. Gracias a un sensor infrarrojo térmico de última tecnología han logrado monitorizar la temperatura de la superficie, desarrollando con ello un mapa de calor urbano en el que se comprueba que en las zonas en las que se retiró el pavimento la temperatura ha bajado.